La estructura de la WFOE en el cambiante panorama de las inversiones en China

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Por Dezan Shira & Associates
Editor Oscar MussonsLorena Miera Ruiz

El crecimiento del 6,9 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de China en2015, supuso su menor crecimiento anual en un cuarto de siglo, lo cual generó preocupación e inquietudes significativas sobre la salud general de la segunda mayor economía mundial. A este decepcionante dato le siguió un crecimiento aún menor del 6,7 por ciento, continuando la tendencia bajista en el crecimiento del país durante varios años consecutivos. Parece que las preocupaciones existentes desde hace tiempo sobre un modelo insostenible basado en exportaciones baratas e inversión en activos fijos a base de deuda son fundadas, ya que los incrementos en costes productivos y laborales han continuado sobrepasando las reformas estructurales que verán la transición del Imperio del Centro a una economía más eficiente, basada en la innovación e impulsada por el sector servicios. El salario medio en 34 de las principales ciudades alcanzó los 7.606 yuanes (RMB) a final de 2016, mientras que las inversiones en activos fijos han crecido a un ritmo del 8,1 por ciento durante el año (menor que el 10 por ciento y el 15,7 por ciento de los dos últimos años y el más bajo desde 1999).

Sin embargo, las tendencias del PIB, por sí mismas, no muestran una imagen completa de la economía china. Aunque menor, el crecimiento del PIB en 2016 está dentro del objetivo marcado por el gobierno del 6,5-7 por ciento y ha excedido las funestas expectativas de muchos economistas. En 2015, el sector servicios representó por primera vez más de la mitad del PIB y en 2016, alcanzó el 51,6 por ciento. El crecimiento del valor añadido del sector servicios ha sido de un 7,8 por ciento y la inversión en este sector ha aumentado un 10,9 por ciento hasta llegar a los 34,6 billones de RMB. Mientras tanto, las ventas al por menor de bienes de consumo han incrementado un 9,6 por ciento, incluyendo un aumento del 26,2 por ciento en ventas online, alentado por una renta urbana disponible de 33.616 RMB per cápita. Las tendencias en inversión extrajera han ido en aumento. China recibió 731,8 billones de RMB en IED en los primeros 11 meses de 2016, un 3,9 por ciento más respecto al mismo período del año anterior y, de la cual, el sector servicios ha representado más de un 70 por ciento del total (equivalente a un incremento del 8 por ciento).

Invertir en China en 2017 es muy distinto, incluso, a invertir en China hace tan sólo una década, cuando el PIB del país crecía a un increíble 14,2 por ciento gracias a una creciente producción y exportación. A medida que China entra a formar parte de las economías con ingresos medio-altos con un crecimiento más modesto pero estable basado en el consumo interno, los servicios y la fabricación con alto valor añadido, las empresas de capital íntegro extranjero (o WFOE por sus siglas en inglés) se están convirtiendo en el vehículo más útil para los inversores extranjeros con presencia en la cambiante economía china. La WFOE ofrece a los inversores extranjeros un mayor rango de actividades legales permitidas más allá de la simple localización y compra de suministros. Además, es más fácil que nunca establecerse y administrar la empresa gracias a las nuevas reformas administrativas.

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Los beneficios de la estructura WFOE

Para los inversores que establecen una presencia a largo plazo en China, una WFOE se convierte en el vehículo de inversión más adecuado en los casos en los que legalmente no se requiera una joint venture. Las oficinas de representación (ROs) son la estructura más fácil de constituir para inversores extranjeros ya que no requieren capital social; sin embargo, tienen varias limitaciones significativas como que carecen de personalidad jurídica propia, están gravadas con un 11 o 12 por ciento de los gastos que generan y tienen restringido el tipo de actividades que les están permitidas. En cambio, una WFOE puede llevar a cabo la mayoría de las actividades restringidas a las ROs, contratar empleados directamente, obtener beneficios y emitir facturas en RMB. Aunque las WFOEs deben establecerse de acuerdo a su objeto social, pueden proporcionar una variedad de servicios y vender productos fabricados en China directamente a los consumidores chinos.

Mientras que las ROs son más convenientes para la compra de bienes en China, así como para actuar como enlace con agentes y distribuidores; las WFOEs pueden ofrecer aún más ventajas, ya que legalmente no están obligadas a tratar con intermediarios, lo que elimina comisiones y otros gastos extras. A medida que la economía china se hace más compleja, con más variedad en las necesidades de los consumidores y una producción más avanzada, las empresas que operan en el país están viendo cómo sus necesidades evolucionan desde tareas básicas a una mayor variedad de compromisos, a menudo exclusivos del mercado chino y, en consecuencia, contratando a más personal.

Nuevas oportunidades de inversión

La próxima séptima revisión del catálogo guía de las industrias de inversión extranjera (“Catálogo”) tiene previsto eliminar las restricciones en el sector servicios de transporte, varios sectores de manufactura, así como la industria minera. Dicho esto, el borrador del Catálogo si se implementa en su actual forma, reduciría el número de medidas restrictivas, como las limitaciones en propiedad compartida, de 93 a 62 y simplificaría las normativas de inversión por medio de una Lista Negativa.

Aunque en los últimos años han surgido muchas empresas innovadoras en China, el país aún depende en gran medida de la tecnología extranjera en muchas áreas. Por ejemplo, a pesar de que las marcas nacionales representaron más del 80 por ciento de la producción de smartphones en China en 2015, el país gasta más en importar semiconductores para satisfacer estas necesidades de fabricación de lo que gasta en petróleo. El gobierno no sólo está centrándose en promover la innovación local, sino también en solucionar sus problemas de contaminación y los retos de planificación urbanística, como se ha subrayado en el décimo tercer plan quinquenal (2016-2020). En consecuencia, para que China cumpla sus ambiciosos objetivos de crecimiento y solucione sus retos a nivel nacional, atraer IED sigue siendo una estrategia vital de desarrollo.

En el plan también se destaca el desarrollo de las regiones menos prósperas del centro y el oeste, que actualmente se benefician de menores costes operativos, mercados menos explorados y una muy mejorada conectividad física e infraestructura. De hecho, el 31 de agosto de 2016, Beijing aprobó que Chongqing, Henan, Hubei, Liaoning, Shaanxi, Sichuan y Zhejiang establecieran sus propias zonas de libre comercio (o FTZs por sus siglas en inglés). Previamente, todas las FTZs se situaban a lo largo de la costa, mientras que las últimas cinco de las siete FTZs propuestas se sitúan en el interior (en línea con el gran proyecto de Beijing de la nueva Ruta de la seda para revitalizar las antiguas rutas comerciales de la Ruta de la seda y estimular el crecimiento de la zona oeste del país).

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Desafíos para el futuro

Los procedimientos acelerados de establecimiento de WFOEs, la simplificación del proceso de disolución, la eliminación gradual de los requisitos mínimos de capital social, la licencia de negocio cinco en uno y el cambio en algunos sectores del sistema de pre licencia al de post licencia, son sólo algunos de los ejemplos de nuevas provisiones introducidas que simplifican el proceso de establecimiento de una WFOE.

A pesar de que los inversores dan la bienvenida a las recientes reformas, éstas también han decepcionado a muchos que han continuado expresando su frustración por el lento ritmo de las reformas. Estas críticas están apoyadas por el índice de restricciones en IED de la OECD. En 1997, el índice clasificó a China en el primer puesto de países con más restricciones con una puntuación de 0,625. En 2006, este número bajó hasta 0,447, pero en 2016 todavía permanecía en un pobre 0,385 (4,5 veces más que EE.UU. y tan sólo por debajo de Filipinas de entre los países listados). Estas persistentes restricciones se ven agravadas por un aumento en el sentimiento nacionalista: una encuesta realizada por La Cámara de Comercio de EE.UU. mostró que el 77 por ciento de las empresas encuestadas se han sentido peor recibidas en 2016 que en el año anterior, comparado con el 47 por ciento de 2015. A pesar de que el panorama en inversiones está cambiando para mejor en China, todavía permanecen algunos de los antiguos problemas de hace una década. A pesar de las existentes barreras, China es aún un mercado único lleno de oportunidades y potencial aún por explotar.

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